La conducta típica, consiste en provocar daños materiales para así, poder acceder al lugar en el cual se va a cometer el delito. Por ejemplo, romper la pared, el techo, el suelo, las puertas o ventanas, o bien, romper un armario, u otro objeto cerrado, forzando sus cerraduras o descubriendo sus claves para robar su contenido, sea en el lugar del robo o fuera del mismo.
Aunque esta suele ser la conducta típica, también se considera un delito de robo con fuerza, aquel en el que no se provocan daños materiales, pero se accede al lugar a través de ganzúas, o las llaves legítimas perdidas por el propietario (o cualquier instrumento tecnológico que actué como una llave) obtenidas por un medio que constituya infracción penal.
El robo con fuerza es considerado menos grave que el robo con violencia o intimidación ya que, a diferencia de este último, en el robo con fuerza no existe daño ni amenaza a otras personas.
El culpable de robo con fuerza en las cosas muebles, está castigado con penas de prisión de uno a tres años de prisión, aunque puede aumentar hasta los 5 años si se da alguna de las circunstancias agravantes indicadas por la ley. En este artículo sobre el
delito de robo, nuestro
abogado penal explica de manera más detallada los requisitos que se deben cumplir para considerar un delito de robo agravado.